Nuestro ADN

Creemos que las iglesias, al igual que las personas, son únicas. Se pueden parecer, creer cosas en común. Pero cada persona tiene ciertos distintivos que la hacen única y que le dan su propia identidad. Las iglesias funcionan de igual manera, teniendo sus propios distintivos que las hacen ser únicas y que les dan su identidad o forma de ser.

Es por eso que, parte de nuestra visión principal es: 

“Ser y hacer discípulos quienes, a su vez, formen nuevos discípulos”.

El primer y más grande de todos los mandamientos es amar al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con todo el entendimiento.

Nuestro origen es Dios, nuestra vida es Dios y nuestro destino final es Dios. Creemos que no hay nada más importante que amar al Señor. Asimismo, la Biblia nos hace ver que después de amarlo a Él, lo más importante son las personas.

Mientras el Señor regresa o vamos al cielo, el Espíritu Santo ha sido enviado para guiarnos, iluminarnos, santificarnos y equiparnos. Necesitamos continuamente ser llenos del Espíritu Santo, por eso siempre lo invitamos a estar en medio nuestro: le pedimos “Ven Espíritu Santo”. Nuestro deseo es ver que todo lo que hacemos sea hecho en el poder del Espíritu de Dios para que así de un fruto que permanezca.

La Biblia es nuestra regla de fe y conducta, es nuestra autoridad y nos sometemos a sus enseñanzas. Todo lo que hacemos y creemos estará siempre basado en las Sagradas Escrituras. Es por ello que en La Viña leemos, estudiamos y predicamos La Biblia, pero sobre todo, nos esforzamos en vivir la Biblia. 

Esto no es apenas un tema de la Biblia, sino que es el tema de la Biblia. Jesús vino a establecer su reino con sus palabras y obras, y la iglesia ha sido llamada a establecer el reino de Dios aquí en la tierra. En La Viña hacemos un gran énfasis en vivir vidas de acuerdo a los principios del reino de Dios para avanzar por medio de su proclamación y poder. Es por eso que, buscamos generar un ambiente en donde podamos creer y confiar en Dios, sin manipulación ni imposición. Dejando a Dios actuar como Él desee hacerlo.

Es el medio que nos dejó Dios para tener comunión con Él. Hace algunos años, el Señor nos llamó a ser una iglesia de oración. Tenemos reuniones de oración y motivamos a que cada creyente tenga una vida de oración. 

Fuimos creados para la alabanza de su nombre. En el cielo le alabaremos por siempre. Pero mientras tanto, aquí en la tierra, además de poder alabar a Dios con canciones, también podemos hacerlo con nuestras vidas. Nos declaramos adoradores de Dios y rescatadores de almas. Creemos que ser adoradores de Dios significa cultivar y crecer en una relación personal con Jesús.

Nosotros somos el Cuerpo de Cristo. Lo que Jesús hizo en su cuerpo cuando estuvo aquí en la tierra, es lo que somos llamados a hacer como iglesia. Creemos que podemos y debemos ministrar a los demás. Algunos de los tipos de ministración son la sanidad interior, la sanidad física, la liberación y la llenura del Espíritu Santo.

Nuestra visión es ser y hacer discípulos. En La Viña se habla frecuentemente de la visión del discipulado y se espera que todos sus miembros se integren a un grupo de discipulado y vivan vidas de discípulos de Jesucristo.

Cristo murió por las personas porque para él, las personas son lo que más vale después de Dios. Nosotros también creemos lo mismo. Como iglesia hemos sido llamados a predicar las buenas nuevas de salvación en Cristo Jesús a los perdidos. En La Viña nos esforzamos por hablarles a otros de Jesús y ganarlos para el Señor. 

Toda persona es bienvenida y amada, sin importar el estado o situación en la cual llegue. Pero también creemos que Jesús tiene el poder y autoridad para hacer todas las cosas nuevas, para restaurar, sanar y cambiar toda situación y persona que así lo desee.

Creemos que la manera más efectiva para alcanzar a las personas y crecer en la fe es por medio de la plantación de iglesias. En La Viña nos esforzamos por identificar líderes potenciales para entrenarlos y enviarlos a plantar nuevas iglesias en otras ciudades.